domingo, 15 de agosto de 2010

LAS DIFERENTES FORMAS DE LAS NUBES


¿Por qué las nubes tienen diferentes formas? Esa es la típica pregunta que nos hemos hecho alguna vez cuando éramos pequeños, incluso puede que aún nos lo sigamos preguntando hoy en día.

Pues bien, si queréis saber la respuesta, aquí la tenéis, delante de vuestros ojos. Sólo tenéis que seguir leyendo y así la encontraréis.

Cuenta la leyenda que hace mucho, mucho tiempo, la Luna y el Sol tuvieron un precioso bebé al que pusieron por nombre Oniuk.

Pero Oniuk no era un niño como cualquier otro, pues su cuerpo era invisible y ligero, y estaba hecha de una sustancia extraña parecida al polvo estelar.

A pesar de eso, nadie le podía ni oír ni ver, salvo sus padres, que siempre estaban trabajando para alumbrar a la Tierra con su luz. Oniuk se sentía muy solo porque no tenía amigos.

Pasaron los días; y, aunque Oniuk seguía siendo un niño, lo que él quería era estar con sus padres, los únicos que le podían ver y escuchar; mas ellos no tenían apenas tiempo para estar con él debido a su trabajo.

Un buen día, Oniuk, harto de que sus padres no tuvieran algún rato para jugar con él, comenzó a llorar a lágrima viva, tan desconsoladamente que la Luna y el Sol se sintieron culpables de no haberle dedicado más tiempo a su hijo. Pero sus disculpas no servían para nada, pues de los ojos de Oniuk no paraban de caer lágrimas.

Los dos astros se sumieron en una profunda tristeza y poco a poco sus luces se fueron apagando, hasta tal punto que la oscuridad inundó por completo al planeta.

La Luna, desesperada, comenzó a buscar ayuda.

...

En un país del Lejano Oriente, el mago Kad-Shud estaba preparando el hechizo que le devolvería la luz a la Tierra; pero, agotado de sus innumerables esfuerzos, decidió descansar un rato. El sueño fue introduciéndose lentamente en su cuerpo hasta quedarse dormido...

De repente, se le apareció la Luna implorándole con todas sus fuerzas que le ayudara a devolver la felicidad que su hijo había perdido.

Kad-Shud se despertó sobresaltado ante tal situación.

Sin pensárselo dos veces, se acercó al puchero más grande que tenía, donde puso agua a hervir a fuego lento.

Más tarde, cuando el agua estaba a punto de ebullición, Kad-Shud comenzó a meter en el puchero ingredientes tan extraños e insólitos como cola de dragón o cola de unicornio, entre otras cosas.

Tras pronunciar las palabras mágicas, empezaron a emerger del agua diversos seres con formas y colores muy llamativos. Dichos seres se fueron elevando poco a poco hasta lo más alto de los cielos, donde se encontraba Oniuk, que aún continuaba llorando.

Pero el pequeño, al ver a estos seres revoloteando y moviéndose a su alrededor con esas formas tan divertidas y esos colores tan vistosos, sonrió.

Oniuk se divertía tanto con ellos que incluso les llegó a poner un nombre: nubes.

El Sol y la Luna irradiaban de alegría al volver a ver a su hijo sonreír de aquella manera.

Su luz se hizo muy intensa; y la Tierra, que antes estaba absorbida por una terrible oscuridad, voolvió a iluminarse para siempre gracias a la ayuda del mago Kad-Shud y de las nubes.


ABU

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