SI NO ESTUVIERA SUJETA A LAS LEYES DEL AMOR

Si no estuviera sujeta a las leyes del amor, los ojos de ese hermoso muchacho serían los dueños de mi libertad.

Esos pómulos rojizos, esas pestañas que me abanican cuando cierra sus delicados ojos, esas manos suaves y sutiles...

Todo su cuerpo hace que mi corazón dé un vuelco cada vez que está ante mi presencia

Su risa, suspicaz e inocente, resuena en mi cabeza como si se tratara de mi conciencia.

El perfume floral que despide al caminar se va desvaneciendo poco a poco cuando él se aleja de mí, como si fuera un pequeño pajarillo que inicia su vuelo ante la llegada de una nueva estación.

Sus ojos brillantes, su nariz incipiente, sus labios rosados y carnosos, ¿cómo olvidarlos si están constantemente divagando por mi pensamiento?

Los primeros rayos que el sol desprende por la mañana me recuerda a la luz que irradia su mirada, deslumbrante y cautivadora.

Largos se me figuran los días al no ver el vaivén de su cuerpo cuando pasea por mi calle; eternas son las noches en las que no estoy a su vera.

Los días y las noches pasan, y yo me muero por verle.

Muchas lágrimas he derramado por su amor, por no estar junto a él.

No sé si será el amor, no sé si será el dolor; pero sufre mi corazón.

Transcurren los días y mi alma se marchita como una flor.

Muchas veces he soñado con un beso suyo, pero hay sueños que nunca se cumplen.

Su frágil cuerpo, su esbelta silueta, ¡qué delicia para el que la pertenezca!

Por una mirada, por una caricia... todo lo daría, pues me inunda la avaricia.

Mi vida no tendría sentido si él no hubiese aparecido en ella.

Quisiera ser marinera para navegar a la deriva por el oleado mar de sus cabellos y así poder encontrar el tesoro de su corazón.

ABU